Esperese tantito, mientras todo se acomoda...

lunes, 29 de septiembre de 2008

No más pesca de arrastre


Mar y tierra arrasados por incendios enloquecidos, encendidos por pirómanos que sólo conocen sus restaurantes de tres tenedores. Ellos tienen el derecho de haber vivido y trabajado desde el nacimiento de la República.

Hace rato que la merluza en la caleta San Pedro e Higuerilla de Concón es tipo pejerrey y la tendencia de las bolsas de los negocios de la boca, tipo pirigüín. Mientras con la mano izquierda les modernizaron los muelles con hormigón y grúa para subir los botes de plástico duro con motores fuera de borda, con la derecha dictaban leyes contra los intereses de los miles de pescadores artesanales y favorables a los grupos pesqueros.

¿Cuántos honorables de los que ganan muchos palitos tienen intereses en esas leyes que favorecen el arrastre maldito para la biodiversidad marina y la subsistencia de cientos de hogares? ¿Ahora que a la cristiandad le da por el pescado por unos días se sabrá del drama de los colegas de mar? ¿Defenderemos en La Haya el capricho limeño para que ese trozo de mar se lo cevichen los mismos de siempre hasta que tengamos el mar semimuerto?

Ahora mismo, 80% del volumen de peces es joven y pequeño. Al sacarlos se afectan los ciclos de reproducción y eso es simplemente siniestro. Los pescadores de Concón y Quintero quieren cultivos propios. No quieren agarrarse casi a balazos por sacar tres locos sobrevivientes en los roqueríos frente a Ritoque. Y se han unido con otras caletas de la gran orilla del cóndor y el huemul. Ese mar que tranquilo nos baña lo pueden manejar barcos factoría y apoltronados sin problemas para vivir, porque viven de la burocracia, no como los pescadores.


Mi Presidenta, tome las redes en sus manos y vea que están llenas de jibias pulposas, que son depredadoras y saben a angustia y a loco light. Pregúntele a la segunda autoridad colorina del país si sus parientes tienen algún barquito de los que chupan la sangre a los hijos de la tele. Mar y tierra arrasados por incendios enloquecidos, encendidos por pirómanos que sólo conocen sus restaurantes de tres tenedores. Ellos tienen el derecho de haber vivido y trabajado desde el nacimiento de la República.

No tiene lógica seguir contemplando cómo desaparecen nuestras especies en manos de unos cuantos perlas chilenos y extranjeros. La teleserie que se filma en Horcón les pagan diez lucas a algunos pescadores por sus botes, que los arriendan por la cesantía existente. Aparecerán en la guerra de las teleseries falsos pescadores pintando de gloria al mono que está triste y sin peces. Esos rostros esculpidos a sal, olas y valentía no quieren más y tienen toda la razón. San Pedro, el fundador de la catedral cristiana del ahora, está con ellos y muchos creadores también. Como dice el mismo Papa que habita en Roma, ustedes están en pecado mortal.

Pero estos días se persignarán como si nada y le dejarán unas luquitas robadas al mar de San Pedro a San Expedito que tanto les gusta. El del rapidito rapidito, vamos dejando a Chile a potín peladito. No más pesca de arrastre y sí a los pescadores artesanales.

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